𝟎𝟏| we live in a sick sad world
LAS YEMAS DE SUS DEDOS CHOCARON ENTRE SÍ AL CONTAR HASTA CINCO BIEN PARADA SOBRE LA ACERA con el cigarrillo entre medio de los labios: aún tenía rastros de pintura rosa impregnada en la piel de sus manos por la tintura de su cabello — Tenía que comprobar varias veces durante el día que no se encontraba soñando y por lo mismo, desde la muerte de su hermana, tenía que contar cuántos dedos tenía en cada mano por la realidad ahogante con la que experimentaba sus recurrentes sueños. Contó hasta cinco un par de veces más llenándose de la toxicidad nicotina al decir cada número en su mente, tocando la piel helada de sus dedos en cada número al mismo tiempo que hacía una mueca de desagrado al sentir el fuerte olor de los cigarrillos que fumaba Alina picándole en la nariz, un olor peculiar y característico que podía sentir cuándo entraba en su habitación, uno que aún le hacía pensar en ella.
El frío le erizo la piel bajo la chaqueta azul al comprobar la realidad, y en el fondo de su cabeza, su subconsciente le preguntó cuánto tiempo iba a seguir conduciendo cada tarde a la Estación de Policía para hablar con el Sheriff como si hubiera rastro de su hermana en solo veinticuatro horas de deferencia. Los dedos que sostenían el cigarrillo estaban medio congelados bajo el clima despiadado de Alaska, y tuvo que lanzarlo al suelo para pisarlo con sus botas de combate antes de recogerlo nuevamente sin querer ensuciar el medioambiente con ese cargo de consciencia que ya tenía luego de ver la televisión con Helen durante la mañana.
"No hay noticias nuevas, Sophia" Marianne, la mujer detrás del mostrador de cabello azabache y grandes ojos verdes le comunicó al entrar, y mordió el interior de su mejilla por la hostilidad de la chica quién ya no le daba la bienvenida como lo hacía semanas atrás al verla "El Sheriff Kane no está ahora" — "Y no creo que vuelva en un largo rato"
"No pasa nada Marianne, yo me encargo de la Señorita Bliss" su entrecejo se frunció al mirar a Kane, pasando por alto la mentira de la secretaria antes de seguir al oficial que le hizo una señal para hablar fuera de la comisaría "Sophia,—"
"Solo quiero saber si hay algo nuevo" preguntó interrumpiéndolo, sin darle posibilidad de un nuevo discurso sobre lo imposible que todo el caso era y cómo Alina ya debía estar muerta en palabras más sutiles "¿Bradley ha declarado?"
"No puedo compartir esos detalles contigo" habló el hombre con paciencia, tenía una hija de su edad que se había ido a estudiar a un estado lejano y parecía recordar cuando la veía, al menos eso evitaba que la echara a patadas de lo intensa que se había vuelto cada día que iba a presionar a los demás subordinados "Es una investigación en curso" — "Te dije que vas a ser la primera en saber si encontramos algo de Alina, se lo dije a tu madre también"
"Ya ha pasado más de un mes" le recordó "Mi hermana ya debe estar muerta a estas alturas y no hay rastro de ella" enunció los hechos al aire, y Kane no quizo decirle lo que había hablado con su madre a los pocos días que llegara a la ciudad sin que ella supiera, porque la probabilidad de que Alina estuviera viva a esas alturas ya estaba en lo nulo, y encontrar su cuerpo iba a ser algo complicado al menos hasta que la nieve no bajara unos cuantos centímetros — Podrían tardar años incluso.
"Estamos haciendo lo que podemos Sophia, el caso del accidente fue cerrado por conducir bajo los efectos de la droga, y el culpable falleció en el auto" El hombre se guiaba por hechos tangibles, y ella también lo intentaba entre todo lo fantasioso de su mente, después de todo, no podía negar que estuvieron varias semanas buscando el cuerpo de su hermana menor sin rastro alguno "Es complicado que consigamos algo más cuando Bradley Flynn no recuerda mucho, pero no nos vamos a detener hasta saber que paso con Alina, está en la lista de personas desaparecidas en todos los estados y están pendientes—"
"Sí, comprendo" volvió a interrumpirlo de mal humor "No hay nada que hacer pero siguen buscándola" encendió un nuevo cigarrillo bajo la mirada del hombre por mero estrés. Había adquirido la nueva manía de comprar cigarrillos de la misma marca que los de su hermana para cambiarlos a la cajetilla vacía que había encontrado entre medio de su ropa, como si de alguna manera hubiera sido un objeto importante para ella: En el fondo, seguía odiando fumar y el olor de mierda con el que tenía que lidiar cada vez que encendía uno, pero la nostalgia que le provocaba era mayor al disgusto — "¿En qué otra cosa pueden estar ocupados más que en buscar a la niña muerta en medio del bosque?" le preguntó impaciente, y tal vez salió mas duro de lo que había querido mientras buscaba el encendedor entre medio de su chaqueta azul "¿Algo más interesante podría pasar en un lugar de mierda como Alaska?"
"Vete a casa Sophia" le advirtió el Sheriff perdiendo la paciencia de apoco "Ve con tu madre y tus amigos, ya deben estar preocupados por ti"
"Bien" ¿Preocupados por ti? No le dijo nada más al comenzar a caminar sin despedirse, congelándose los dedos una vez más mientras pensaba en lo poco que Kane la conocía — ¿A quién le importaba lo que le preocupaba Helen? ¿A quién le importaba otra cosa más que encontrar a Alina Bliss?
El Sheriff le dijo algo más que no alcanzó a escuchar cuando estuvo lo suficientemente cerca del auto, y pensó que tan malo sería en responderle algo de vuelta con todo el enojo del momento.
Sinceramente, ¿Sería muy malo pasar una noche en el calabozo?
Cerró la puerta del Volkswagen de mala gana mientras ponía la calefacción y acercaba las manos al aire caliente de manera automática, y su mente voló entre la rabia mientras susurraba toda una cadena interminable de maldiciones a la ineficiente policía y lo idiota que todo el mundo estaba comenzando a parecerle — Eran demasiadas sensaciones en su pecho como para detenerse a pensar en las posibilidades de que su hermana en efecto estuviera viva, y por más que usualmente se basara en hechos exactos, Sophia quería basarse nada más que en una corazonada, en el estúpido sexto sentido que ya le comenzaba a jugar en contra.
Apretó el volante con fuerza, tanto que los nudillos se le pusieron blancos mientras lanzaba el cigarrillo por la ventana sin pensar en el medio ambiente. La música no sonó lo suficientemente alto en la radio de camino a casa bajo el cielo que anochecía demasiado temprano para su gusto, y tampoco tenía ganas de cantar alguna canción mediocre de la radio como para subirle el volumen en los quince minutos que tardaba de la Estación a su casa. Últimamente, entre Helen, la policía y ella misma, lo único que lograba era pasar molesta la mayoría del tiempo, y era tajante cada vez que alguien siquiera mencionaba la teoría de un destino más que milagroso para su hermana menor.
Si no hubiera estado tan enojada en el camino a casa, tal vez hubiera pensado en la cita que Renesmee debía estar teniendo con Sebastian en ese mismo instante luego de terminar su relación con Jacob, o en los miles de mensajes que debía tener de Lou en su teléfono al volver a retomar sus lazos con Sacramento de manera casi obligada, en Jasper Hale más que en nadie.
Estacionó detrás del demacrado auto Helen al llegar, y cerró la puerta del suyo al salir tan fuerte, que abrió los ojos momentáneamente arrepentida en tanto comprobaba que todo estuviera en su lugar sin soltar alguna tuerca: Odiaba ir a la Universidad, su trabajo en Maggie's y llegar a casa con su madre preparándole la cena como si fueran una maldita familia feliz.
Maldita Helen.
Se arrepentía todos los días de haberla llamado entre lágrimas, todos los días sin falta y desde la mañana en donde escuchaba «Dancing Queen» sin importarle sus vecinos — Y es que aun que miles de personas le hubieran dicho que ABBA no era un grupo malo (no lo era objetivamente) Sophia siempre discreparia al tener que escucharlo todos los días desde los once años: Helen lo había arruinado luego de tanto. Para limpiar, sanar su corazón roto, leer, ducharse ¿Cómo rayos no se cansaba poner siempre el mismo maldito disco? Arrival era su maldita vida y cada vez que lo escuchaba era una molestia, le hacia poner los ojos en blanco al escuchar el sonido de «Money, Money, Money» El mismo maldito sonido que escuchó mientras abría la puerta a la casa que alguna vez había compartido solo con su hermana.
El olor de la comida le hizo arrugar la nariz ante la mezcla de olores al entrar, y lanzo sus cosas al suelo esperando algún comentario de su madre que parecía estar de buen humor. No entendía muy bien de dónde había salido esa intención de quedarse con ella luego de ya un mes y medio, pero parecía empeñada en estar ahí hasta saber algo sobre Alina — Era su hija después de todo.
Helen Bliss se quejó toda una semana del orden de la casa y la manera en que había decorado su habitación, le aclaró que el palo rosa en las paredes era un color espantoso apenas lo vio, e incluso le dijo que hubiera sido mejor ubicar el escritorio cerca del ventanal por que tendría más «luz natural» durante las mañanas más un montón de quejas que pasó por alto: Mamá B en su máxima expresión.
Fue una verdadera pelea lograr que se quedara en su habitación para ella dormir en la de Alina por el tiempo en que se quedara, y es que en el fondo, se rehusaba completamente a que su madre durmiera en un espacio en donde Alina no la hubiera querido — No hubiera dejado que se quedara en el cuarto de su hermana, por más que ella fuera su madre también y se tratara de algo tan trivial a la superficie pero importante en el fondo. No contaba con que todos los sentidos maternales resurgieran en ella luego de que su hermana desapareciera, tanto que ahora no podía sacársela de encima. Estaba demasiado empeñada por no perder a la única hija que le quedaba, y hubiera sido algo emotivo si es que ella hubiera estado medianamente interesada en dejar que Helen actuara como una madre, una que ponía a sus hijas por delante del amor pasajero y un corazón roto.
No quería que conociera a Renesmee mucho menos. Ni tampoco a Jasper por lo incómodo que seria, aun que en el fondo siempre la quizo a pesar de cualquier cosa con el argumento de que era su madre después de todo, familia — Pero la quería más cuando estaba a California a kilómetros de ella antes de metros compartiendo en la misma casa.
Si algo había aprendido de su madre sin embargo, era ser independiente: Desde que tenía alrededor de doce años no había dependido de alguien más que ella misma para vivir, se cuidó sola en parte de su infancia y hacia la mejor lasaña para cuando cumplió catorce, más adelante al cumplir dieciseís ya compraba su ropa con el dinero que hacia de ciertas tocatas para fiestas de niños ricos, y trabajaba después de la escuela en un café con propinas decentes, hasta cocinaba para los demás al llegar a casa con lo que compraba Helen para la semana: Era feliz a pesar de todo, disfrutaba de las alegrías pequeñas como una ley de vida y sentía que no le faltaba nada aún cuando no lo tenía todo, era una vida sana a su manera y una que en contraste con la de ahora, era mucho más simple y feliz.
Es complicado saber que estás feliz si no has experimentado el dolor en primera piel, ¿No es así?
"Por fin llegaste" celebró Helen al revolver la olla de sopa, su empleo le estaba permitiendo tomarse un tiempo en Fairbanks antes de volver a Sacramento, y pasaba la mayoría del día dentro de la casa haciendo mierda que no entendía, pero en consecuencia, ella se la pasaba afuera también para evitarla "Hice sopa de Verduras"
"No tengo hambre" mintió aún con el bolso de la universidad en la mano "Estoy cansada, creo que voy a dormir"
Su respuesta pareció ser un suplicio para Helen que puso una cara parecida a la de ella cuando hablaba con el Sheriff, claramente molesta en tanto Sophia daba media vuelta para comenzar a arrastrar los pies de vuelta al cuarto de su hermana: No iba a dormir en realidad, se quedaría mirando al techo nada más que para no soñar nuevamente con Alina o los Cullen, pero no alcanzó a cruzar al pasillo antes de escuchar la voz de Helen nuevamente llamándola.
"Sophia" — "Tenemos que hablar"
"¿Sobre qué exactamente?"
"Sobre tu hermana"
"¿Qué pasa con Alina?" preguntó confundida, hubiera jurado que iban a regañarla por su comportamiento antes de hablarle de ella.
Helen buscó las palabras correctas para decírselo, como ser sutil y directa al mismo tiempo — "Sophia, ha pasado más de un mes" comenzó, y el ceño de la chica se arrugó al saber donde quería llegar "Necesitamos cerrar este capitulo, por la sanidad mental de ambas"
"¿Cerrar un capitulo?" la miro incrédula mientras hablaba, sí antes creía que sabía lo que iba a decir, ahora no tenía ni la menor idea.
"Creo que deberíamos hacer un funeral para Alina, para que pueda descansar en paz, donde quiera que esté" explicó, y sus ojos se abrieron en sorpresa "Quiero que esté bien, Soso"
Odiaba que Helen le dijiera Soso, pésimo sobrenombre de la infancia que no dejaba ir.
"¿Tú crees que está muerta no?" preguntó en medio de la sorpresa al escucharla "Santa mierda" — "¿No piensas que pudo escapar? ¿O qué la secuestraron?" "¿Solo crees que esta muerta y ya? ¿Que su vida solo acabó?"
La mujer la observó con ojos de lástima, sabiendo cuánto le estaba afectando la perdida "Sophia, ¿No crees que se hubiera llevado parte de sus cosas de haber escapado de casa?" "¿Algo de dinero?"
"¡Me importa una mierda lo que se haya llevado o no!" El haber tenido un mal día potenció su mala respuesta, pues perdió la paciencia en cosa de segundos al hablar "¡Alina nunca te importó de cualquier manera! ¡No es como si tuvieras algo de fe en ella desde antes que desapareciera!" "¡Nunca la quisiste cerca!"
"¿Crees que no me duele perder a mi hija también?" preguntó entre lágrimas "¿Qué no me duele también? ¿Qué no la extraño?"
"Estoy intentando encontrarla Helen, sé que esta ahí afuera" rogó, jamás habian tenido una conversación de esa índole con un familiar tan cercano, siempre venía del Sherriff o alguien más "Todos los demás se rinden, y yo no puedo rendirme"
"Sophia, Alina está muerta" cualquier rastro de sutileza se perdió en el desastre de Helen Bliss, quien limpió sus lágrimas fríamente al mirar a su hija bajo las luces de la casa "No puede resistir al frío durante la cantidad de tiempo que ha estado afuera, no fue secuestrada, ni tampoco tiene algún super-poder o es increíble — Mi hija murió, tu hermana murió en la explosión, o congelada entre medio de la nieve"
"Cállate"
"Quiero velarla, Sophia, quiero que puedas darle algo de descanso a tu dolor, y que dejes de ir todos los días a la Policía de una maldita vez" — "Algo simbólico, que vengan tus amigas, las de ella" "Algo para que ambas podamos seguir, Sophia"
¿De qué malditas amigas hablaba? ¿Las que la habían dejado sola cuando mas las necesitaba? ¿Seguir a donde?
"Necesitas entender que está muerta, que está en un mejor lugar"
"¡Cállate!" gritó al terminar por explotar, las lágrimas se acumularon en sus ojos, sin embargo, eso no la detuvo a acercarse a su madre en medio de la rabia, escupiendo las pabras como si fueran veneno en su garganta "¡Cállate! ¡Cállate de una puta vez!" "¡Nunca estuviste para Alina ni un maldito día! ¡No esta ni su maldito cuerpo y vienes con mierda simbólica!" "¡Cállate!"
"Sophia—"
"¡Vete a la mierda!" respondió "Vete a la mierda, Helen" "No me interesa lo que puedas opinar de ella" — "¡Es mi hermana! ¡Y voy a buscarla hasta el fin del mundo si es necesario para saber que pasó con ella!"
Se apresuró a su propio cuarto para sacar una nueva camiseta, ofendida ante la situación: A la mierda con Helen, con la policía, con la maldita desaparición. Era la primera vez que le decía que su hermana estaba muerta, y el solo escucharlo la golpeaba más fuerte al venir de ella que del Sheriff, no era lo mismo, Helen realmente lo creía y era lo único que le quedaba de familia, su maldita madre.
¿Qué esperanza iba a tener así?
Últimamente, tal como Renesmee lo hacia antes de la llegada de su madre, Sophia comenzó a pasar más noches en la casa de los Cullen más que nada por necesidad para alejarse de Helen, se intentaba ir temprano en la mañana, y se las arreglaba para no hablar con nadie más que Ren por lo irritante que usualmente era. Estaba tan metida en lo de su hermana que difícilmente tenía algo de tiempo para coquetear con Jasper Hale y lo que significaba tener algo cercano a una relación, tanto, que pronto terminó por hablarle lo estrictamente necesario sin darle cabida a nada: A duras penas alcanzaba a hacer los trabajos de Historia sin cargarle la mano, mucho menos era capaz de lidiar con todo lo que significaba lo amoroso — Su corazón era la última de sus preocupaciones.
"Voy a dormir a la casa de mi amiga" le hizo saber a la mujer al volver de su habitación, pasando por al lado de ella.
"Es demasiado tarde" se quejó.
"No me importa"
"Puedes tener un accidente"
"No voy a tener un accidente, Helen" puso los ojos en blanco al pensar nuevamente en su hermana "No es como si te importara de cualquier forma, a estas alturas me darías por muerta" Era inmadura, pero no podía evitarlo ante lo dolida que la habían dejado sus palabras "Mañana tengo trabajo" — "Y tu podrías comenzar a considerar volver a California, a ti también te deben necesitar en el trabajo"
"Voy a organizar el funeral, Sophia" le hizo saber antes de que se fuera, agarrando las cosas que había tirado en la entrada al llegar "Lo necesito para mi, y tu lo necesitas aun que no quieras decírmelo" — "Quiero que comiences a sanar"
"¿Qué rayos, Helen?" — "¿Qué mierda es eso? ¿Sanar? Es una broma?" hizo una mueca de molestia al salir, aguantando las ganas de reír en su cara al escucharla "No hay nada que sanar, Alina no es una puta bandita que puedas arrancar"
Cerró la puerta en un portazo al momento de irse, sin importarle que más pudieran decirle en tanto metía las cosas de mala gana dentro de su auto y era bienvenida en la calidez del pequeño espacio cada vez más demacrado que le ofrecía su clásico auto rojo, y limpió las lágrimas de sus mejillas con el dorso de la chaqueta al estar bien sentada tras el volante, sin encender el vehículo mientras sopesaba las palabras de la mayor de los Bliss.
¿Y si en realidad estaba muerta?
Tuvo un nudo en la garganta al pensarlo, dolida en solo considerarlo — El hecho que Alina pudiera ser un cadáver inerte le parecía angustiante. Tirada entre medio de la nieve helada, en el lugar que ella creía ser un paraíso y ahora se transformaba en un infierno en la tierra, con los bichos metiéndose en su boca y el pálido de su piel volviéndose azul en medio del Rigor Mortis: muerta, tan muerta como la muerte permitía estarlo en algún lugar desconocido, posiblemente cerca del accidente.
Ahí fue donde el enojo la sobrepasó. Cuándo con los puños apretados golpeó violentamente el manubrio del auto una y otra vez en un grito que se confundió entre las lágrimas, y el irregular latido de su corazón que la tuvo luego al menos diez minutos con la cabeza apoyada en manubrio, intranquila aun recuperando el aire que había perdido.
Dios, estaba tan cansada.
Al encender el auto no fue en dirección a la casa de los Cullen. El último lugar al que hubiera ido era a la casa de su mejor amiga por que no tenía ganas de molestarla siempre apareciéndose a la mitad de la noche, eso tal vez o era por la culpa que sentía cada vez que se topaba con Jasper Hale en la casa por error y lo ignoraba monumentalmente. Su mente había terminado por creer que mientras Alina agonizaba entre el frío y la nieve, ella perdía su tiempo fantasendo con haberlo besado esa noche en lo más básico de toda su maldita vida— y era un pensamiento que se pudría en su cabeza de tanto que lo pensaba diariamente, culpa por haber puesto a alguien más por sobre su hermana.
Lo extrañaba bastante sin embargo, en cada letra que componía la palabra «extrañar» — Se había vuelto una pésima compañera de trabajos, y ya no dejaba que la ayudara con cualquier tema relacionado con su familia o ella misma. Sus charlas en la madrugada en medio de la nada era algo que disfrutaba y ya no quedaba rastro, y de todas las personas que había alejado de ella por necesidad, de todas las que habían vuelto también, Jasper era uno que se había transformado en un dolor en el corazón que llevaba con ella, uno con el que no estaba lista para lidiar con todo lo que había sucedido.
No supo cuánto tiempo pasó conduciendo, pero sí que era el mismo camino de la carretera que había hecho su hermana esa noche en especial, y se detuvo cuando el estanque de bencina bajo notoriamente en el kilómetro exacto donde la camioneta había chocado. En el árbol cerca del puente había una gran marca negra arruinando la madera en lo que debía ser un recuerdo del choque con la camioneta hace tiempo, y se quedó mirándolo desde la comodidad de su auto al estacionar a un lado del camino por varios minutos, escuchando atentamente el paso del agua bajo el puente aun con las ventanas cerradas.
Estudió el lugar desde la calidez del ambiente, tratando de entender cómo había sido todo mientras abría la ventana para encender uno de los cigarrillos de la cajetilla de Alina. No hubiera fumado en su auto jamás por voluntad propia, sin embargo ahí estaba, bajándole el volumen a la música mientras acercaba el encendedor al Lucky Strike, llenándo el Volkswagen mientras sus ojos azules escaneaban el lugar en tanto se bajaba, recibiendo el viento helado que congeló su cuerpo al salir.
Hacía frío, pero no le interesó mucho mientras cerraba la puerta y sus pies se hundían en la nieve al avanzar hacia el árbol, queriendo ver todo desde ahí como si eso hubiera cambiado su perspectiva, como si desde ahí hubiera tenido alguna especie de revelación divina sobre lo que había sucedido por arte de magia.
Los dedos se le congelaron, pero se quedó ahí con la espalda en la madera helada, sintiendo el mal olor del cigarrillo mientras miraba hacia el piso cubierto de blanco: ¿Podría haber estado cerca de ella? En el suelo, entremedio de lo pacífico que se veía todo cubierto bajo la nieve: ¿Ahí estaba su hermana? ¿Entre medio de la tierra?
Era curioso saber que toda persona tenía un final. Que tarde o temprano la vida termina para iniciar un proceso distinto, uno que se desconoce. Limpió las lágrimas que tanto irrumpían su visión una vez más, y al acercarse nuevamente al auto, sacó una de las libretas de su bolso junto la lapicera negra, y apoyó el papel en el capó rojo medio humedecido para escribir en letras grandes «Lista de cosas que hacer de Sophia» inmediatamente escribiendo el primer puesto de la lista en lo que ella creía era lo más importante:
1. Encontrar a la inútil de Alina antes que la policía.
Arrugó el papel para meterla en el bolsillo de su pntalón, separando la hoja de su cuaderno para luego lanzar la libreta dentro del auto, entrando al Volkswagen para acurrucarse en el asiento delantero, apagando el motor del auto mientras miraba por la ventana cerrada hacia el cielo oscuro que se extendía sobre Alaska, ya media harta de llorar — Alina Bliss podría estar muerta, muerta para los habitantes de Fairbanks o de Sacramento, pero difícilmente iba a estar muerta para ella.
Nunca hubiera dejado de buscarla por más que la gente le pidiera lo contrario, por mas que la vieran con lástima de la chica que estaba demasiado obsesionada con la perdida de su hermana menor.
Mientras se quedaba dormida en el auto, se abrazó a sí misma entre medio del frío, prometiéndose que por más que todo el mundo le dijera que Alina era ya un caso perdido y cerrado, ella no iba a parar hasta encontrarla.
Sophia Bliss podía ser un dolor en el culo, una chica malhumorada que ya no era nada más que malas palabras y miedo. Era cosas buenas y también cosas malas, era molestia, protección y lealtad.
No iba a rendirse bajo ningún punto de vista: No, Sophia no iba a dejarla.
Bienvenidas oficialmente al Volumen II de Lucid Dreams: Afterlife — Estoy muy emocionada por iniciar esta parte (la llevo esperando desde que comencé lmao) asi que espero la disfruten tanto como yo, esta parte esta llena de sorpresas y cosas geniales que espero disfruten!
Comentando el capitulo, angry Sophia pink hair me dan ganas de protegerla de lo chiquitita que está y lo mucho que está sufriendo, me da penita verla asi i-
No se olviden de comentar y votar contandome que les pareció todo! les tkm mucho cuidénse ♥️
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